jueves, 18 de enero de 2018

Warhammer 40k

Pues bien, aquí el Golem siempre ha sido chico de fantasy, una clara preferencia por la fantasía tanto en literatura como en wargames, videojuegos etcétera. 40k siempre me pareció demasiado sombrío, una space ópera de mala calidad, nunca le di una oportunidad. Eso cambió hace poco, una buena amiga me regaló el ómnibus de Eisenhorn, del que ya os hablé en la entrada anterior, y me encantó precisamente por lo sombrío, sórdido y decadente del universo. Tanto es así que comencé a escuchar varios podcast de los que ya os hablaré en otro momento, y mi interés fue creciendo y creciendo hasta que finalmente decidí hacer mis primeras compras en este nuevo universo.

De las facciones que existen en el 40K, el adeptus mechanicus ha sido la que más me ha gustado, no es la más típica, pero toda la ambientación y la mitología en torno a la recuperación del saber perdido, la sustitución de las partes orgánicas por otras mecánicas bajo la premisa de ser más eficientes, etcétera, etcétera, todo eso me encantó. Y también la estética del ejército, para qué negarlo.

Como ya he comentado en algunas ocasiones, vivo en Francia, aquí Games Workshop tiene una gran cantera de jugadores, por lo que el codex y todo lo que la empresa de Nottinghan saca, lo traducen de manera completa, además existe una ley que se encarga de eso. En todas las tiendas que conozco, y en París hay unas cuantas, hay mesas para jugar, hay clubes y una gran afición por el hobby, y en especial por 40k. Eso también me ha animado a empezar, yo nunca he jugado a 40K, pero el comienzo de la octava edición parece el momento perfecto, todo ha cambiado mucho y tengo la sensación por lo que leo y escucho, que también se ha simplificado bastante. No lo sé, todavía no me atrevo a afirmar que me pondré en serio a jugar, pero las minis me gustan lo suficiente para ir comprando poco a poco e ir aprendiendo, sin abandonar mis proyectos anteriores.

Eso es todo por hoy. Si tenéis algún consejo para un novato del 40K, soy todo oídos, bueno… soy todo receptores de información.


El Omnissiah sabe todo, comprende todo.


sábado, 6 de enero de 2018

Reseña: Eisenhorn omnibus

  • Titulos: Xenos, Malleus, Hereticus
  • Autor: Dan Abnett
  • Editorial: Timunmas

En realidad, ya hace un par de meses que terminé la saga de Gregor Eisenhorn, pero no había encontrado el momento. Creo no exagerar si afirmo que es la trilogía más famosa del universo de warhammer 40k. Me la habían recomendado varios amigos desde hacía años, pero siempre tuve cierta ojeriza al universo del 41 milenio por ser jugador de fantasy (había una insana envidia al juego por parecer el ojito derecho de la compañía [Y así ha sido demostrado, de hecho]) Pero tras su lectura, puedo decir que lo ha cambiado todo, un todo pequeñito, un todo referido a este que escribe y sus gustos y aficiones, pero ¡Eh! Es mi blog.

AVISO: Reseña apta para alérgicos a los spoilers. Puede contener trazas referenciales.

Al lío. La trilogía comprende los libros Xenos, Malleus y Hereticus, y toma el nombre de los ordos en que se divide la Inquisición en el imperio del 41 milenio. Dan Abnett escribió el primero de los libros (Xenos) en 2002 tras la salida de un Codex de juego donde se reflejaba la idiosincrasia de la mencionada Inquisición dentro del imperio de la humanidad. La historia se centra en Gregor Eisenhorn, un inquisidor puritano del ordo Xenos en el subsector Helicano, que se ve envuelto en un extraño caso que le definirá más de lo que ningún otro hasta la fecha. Los tres libros narran el periplo de Eisenhorn durante gran parte de su vida, en su trabajo como inquisidor debe enfrentarse a los peligros de la disformidad, los cultos del caos, las intrigas políticas del imperio y distintas cuestiones éticas. Se trata, además, de una gran manera de mostrar el funcionamiento de un imperio galáctico tan grandioso como decadente, con grandes contrastes que el escritor sabe mostrar muy bien.

En la parte técnica, decir que se trata de un texto escrito en primera persona desde la perspectiva de Eisenhorn, en forma de (podríamos considerar) unas memorias sobre su carrera acerca de los eventos mas importantes que la conformaron. Además, el ómnibus de timunmas cuenta con dos relatos extra, que sirven de interludios entre las novelas, aunque aportan más bien poco.

Empiezo con lo bueno: los libros establecen un buen arco en la evolución tanto de la historia como de los personajes, sobre todo del protagonista. En Xenos, van apareciendo todos los miembros del séquito del inquisidor, que se mantendrán en mayor o menos medida en los siguientes libros, de hecho, los que aparecen de manera posterior en Malleus y Hereticus no convencen tanto como los primeros, quizá por hacerlo de manera poco orgánica. Los más relevantes son: Uber Aemos, un sabio con una patología que le impulsa a acumular datos de manera constante, el más antiguo aliado de Eisenhorn; Godwyn Fischig, un Adeptus Arbites que se convierte tanto en el músculo del equipo como en la voz de la razón en los debates ético-filosóficos del inquisidor; Alizebeth Bequin, que podríamos definir como "agente de campo" con el don de la nulidad (emite un campo que anula las capacidades psíquicas), extremadamente útil en el oficio de Eisenhorn, Bequin es el personaje con la evolución más interesante tras la del propio Eisenhorn; Medea y Midas Betancore, pilotos al servicio de Eisenhorn, ambos vitales, francos y competentes; Tobias Maxilla (un secundario de lujo) dueño y capitán de la nave Essene, que sirve al inquisidor en varios momentos a lo largo de su trayectoria. Otros personajes a destacar serían: Cherubael, Ravenor, Commodus Voke y Pontius Glaw.

Además, la historia de cada libro (por separado) resulta interesante por sí misma y colocadas en un crescendo de dificultad bien medido. En Xenos, Eisenhorn deberá ir descubriendo punto por punto un retorcido complot que mezcla cultistas del caos y una extraña raza alienígena. En Malleus un viejo enemigo de Eisenhorn desata una conspiración en la propia inquisición en que se verá envuelto el protagonista. Hereticus, por su parte, es la prueba final del inquisidor, el culmen de sus aventuras y la “batalla final” contra el gran enemigo.

En la parte negativa, aunque he dicho que por separado las historias funcionan y el arco está bastante bien planteado, no pude evitar cierta decepción en la historia detrás de los tres libros, y por tanto en el desenlace de Hereticus. Si bien tiene coherencia, el plan del gran-maloso-final me resultó un poco descafeinado, muy grandilocuente, sí, pero menos “serio” de lo que cabía esperar.


Miniatura de Games Workshop del
inquisidor Eisenhorn, muy difícil
de encontrar hoy en día.
Concluyendo: me parece una gran trilogía de entretenimiento, llena de aventuras. No he leído más de 40k, pero sin duda lo haré, quien tenga alguna sugerencia, será muy bienvenida. Además, esta trilogía ha servido para despejar mis injustificados rencores al universo, para que me acerque a él y quede deslumbrado (bueno, igual exagero) por su riqueza y originalidad. Muy recomendable para quienes no han leído nada de este universo hasta le fecha e indispensable para los amantes del hobby. 

Cabe terminar, mencionando que hace poco la Black Library anunció un nuevo libro sobre el inquisidor, recopilando muchas de las historias que han ido apareciendo a lo largo de los años. Pixel Hero Games sacó a la venta un videojuego en 2016 titulado Xenos, basado en la primera de las novelas.