viernes, 13 de mayo de 2016

Los Wargames y yo

Mi primer ejército fue de Altos Elfos,
con ellos aprendí el sufrimiento de
pintar ropa blanca
Mi historia con los wargames nunca fue muy intensa. En mi grupo de amigos de la adolescencia preferíamos gastar nuestro tiempo en rol, Warhammer fue algo accesorio y no creo haber jugado mas de veinte o treinta batallas con el reglamento de sexta, tanto en los típicos trasteros incómodos donde apenas podíamos movernos cuan las mesas, las figuras y los trastos, como en las (mas bien la, en singular) tienda. Aunque esta parte nunca fue muy destacada si que siempre fui un fiel seguidor del trasfondo y las novedades, tengo una nutrida colección de White dwarf que lo demuestra. También me gustaba pintar y esta parte si la mantuve en el tiempo con mayor o menor frecuencia, al menos hasta el parón de hace un lustro. Me mudé al extranjero y los tres primeros años fueron de adaptación, estudio y trabajo, hubo muchos cambios en mi vida.

Volví al hobby un día por necesidad, ya os lo conté en el post sobre el orco paracaidista, necesitaba hacer algo con las manos para espejar la mente. En estos dos últimos años he pintado a ratos y me he metido mucho en el mundo de los blogs, aunque vosotros no lo supierais yo estaba ahí leyéndoos con gran placer, así he visto El fin de los tiempos, he conocido Warmachine (en Francia tiene (me parece) mas aceptación que en España) he asistido al nacimiento de la Age of Sigmar, the power of the spanglish, a las distintas alternativas surgidas del descontento popular (confieso que Warhammer Reforged es mi preferida, son muchos, muchos años leyendo La Biblioteca del GranNigromante, si algún día vuelvo a jugar grandes partidas será con esas reglas) y por fin Frostgrave.


En inicio Frostgrave fue uno más, pero luego su sencillez en tanto que juego de escaramuzas, la historia pegadiza y demás hicieron que algo hiciera clic en mi interior. Cuando me enteré de su publicación por HT publishers en español estuve tan atento que llegué cuando nadie había participado aun en la campana, al 0 por ciento, pero en ese momento no me atreví a pujar, fue unas horas después, cuando solo llevaba unos cientos de euros recaudados y todo ese día asistí con mucha ilusión a su crecida hasta alcanzar el primer objetivo.

A estas alturas ya me he ventilado el PDF y espero con ganas el ejemplar físico, además de todos los regalitos. Me parece el juego perfecto para iniciar a los amigos curiosos y ya tengo un par dispuestos a descubrir la ciudad helada dirigidos en una campaña por mí. Pero eso será más adelante, cuando tenga la copia física, por ahora me dedico a preparar escenografía y pintar. Os enseñaré estos proyectos poco a poco en el futuro y, supongo, que este blog estará esencialmente ligado a este juego, al fin y al cabo, si yo he vuelto por estos mundillos es esencialmente por él.

No me queda mucho mas que decir, gracias a HT publishers por el mimo con el que han tratado este juego, un wargame que no sabe simplemente a ‘oldhammer’ o viejos tiempos, sino que respira por los cuatro costados la magia (nunca mejor dicho) de ser un juego con un concepto muy puro, enfocado a la diversión.


Si queréis haceros con un mapa para viajar a la olvidada y maldita ciudad de Felstad aun podéis contribuir a la campaña de HT publisher hasta el 6 de Junio. Tenéis el link aquí mismo o en la columna de la derecha. Pensad que «algún día, los jóvenes aprendices alzarán sus ojos sobre ti y preguntarán ¿tú estuviste allí? y dirás, "sí... yo soy veterano de la campaña de Frostgrave”»

Hechiceros como protagonistas, muerte de miniaturas asegurada y toda una ciudad helada para explorar ¿A qué esperáis? Preparad el macuto, en Frostgrave encontrareis la gloria o un final espectacular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Algo que decir? Los golem sabemos escuchar